En
la historia de los pueblo y la humanidad hay hombres símbolos, de
personalidad descollante y luminosa, sublimes ante las adversidades,
que en estupenda síntesis abarcan el espacio y el tiempo.
Hombres
símbolos cuya vida y pensamiento encarnan el alma de los pueblos y las
naciones y que como hombres de todas las edades, son referencia única,
inigualable y trascendente para la superación y el perfeccionamiento
de las generaciones nuevas. Tal es Manuel José Becerra Silva.
Solamente
los soñadores pueden realizar grandes cosas, quienes se imponen
objetivos superiores y consagran su vida a convertirlos en hechos, son
los llamados a ocupar un lugar en la historia. Y, en Chota, Cajamarca,
la región norte y el país, ese lugar histórico, en la visión y en la
acción tiene un lugar señalado con nombre propio: Manuel José Becerra Silva.
Becerra
representa al ciudadano ávido de cultura que no escatima esfuerzo ni
se pone el obstáculo del límite de edad para educarse y culmina su
educación secundaria en el Colegio Nacional San Juan de Chota, a los 28
años de edad. Es un ejemplo de perseverancia, a seguir.
Es
el estudiante distinguido que al culminar sus estudios, se incorpora
inmediatamente al magisterio y, al poco tiempo de ejercerlo, asume
responsabilidades administrativas como Rectos del Colegio de Caraz y
luego como Vicerrector del Colegio Nacional San Juan de Chota. Es un modelo de superación, a imitar.
Es
el ciudadano que obedeciendo la decisión de su pueblo acepta su
elección como alcalde. Elección que constituye una acción precursora de
la democracia municipal en el país. Es un ejemplo de civismo y de espíritu democrático.
Es
el ciudadano común y corriente que ante una situación difícil para la
Patria, se viste de soldado y acude en defensa del honor nacional aún a
costa de su propia vida. Es un patriota.
A
pesar de los avatares de la guerra trata de estar permanentemente
acudiendo al seno del hogar a visitar permanentemente a la esposa y
vástago. Es un esposo y padre ejemplar.
Constantemente
guía, orienta, aconseja y arenga a sus soldados y a los voluntarios
que forman sus fuerzas inspirándoles confianza, inyectándoles
entusiasmo, envolviéndolos en un aire de espontánea simpatía y respeto,
dándoles poder y valor y fortaleciendo con su presencia al grupo: Es un Líder.
Es
el profesor que imparte conocimientos en el aula a sus discípulos y el
director que condúcela vida institucional con dedicación y acierto y
que con sus cualidades, valores y virtudes puestas al servicio de sus
conciudadanos desarrolla en la práctica su más hermosa lección: Es un Maestro.
Es
el ciudadano esclarecido, con características personales distinguidas,
que encarna a las clases menos favorecidas de las cuales forma parte,
por lo que se gana la antipatía de la clase gamonal, terrateniente,
dominante y poderosa de su tiempo que ve en él un peligro y lo persigue
inmisericordemente. Es un luchador social.
Entrega
el esfuerzo eminente de su voluntad y su abnegación, su tiempo, su
dinero, su familia, su vida en defensa, honra y beneficio de la Patria,
a la cual entrega, además sus virtudes, sus acciones y sus hazañas
mostrando también, con su ejemplo, que habría en el Perú un sinnúmero
de hombres de honor. Es un Héroe.
Esta
es, en síntesis, la significación de un hombre al cual los chotanos
reconocemos como el máximo exponente del espíritu de nuestro pueblo y
el símbolo del sentimiento de identidad del chotano para con su
terruño; sentimiento surgido de una fuerza telúrica inexplicable, la
cual, a su vez, genera un modo de ser especial y una actitud exclusiva
de nuestro ethos y, a la cual conocemos como Chotaneidad.
Marco Carvajal Atencio
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